
Noche nublada, contradicción de mis cantares, ¿Qué puedo decir hoy que no veo la luna ni las estrellas?
Resulta contradictorio amar tanto la lluvia y odiar (temer) las noches nubladas, pero así soy, una ironía andante dirían algunos, y hablando de ironías pasemos a las nostalgias, hace mucho escribí un Os destierro que en principio era para un colectivo, se transformó en un edicto hacia una persona y pasó a ser aplicable para dos, pero hoy cambia su contexto a una petición, rara ves les he pedido algo, y hoy reclamo mis derechos y os digo, os ruego a lagrimas ¡Dejadme dormir! Por favor, ¡dejadme dormir! Aunque hoy la Luna no me deje ver su rostro, ni las estrellas me guarden en su eterna y perfecta vigilia, solo les suplico eso, quiero en verdad dormir, ¿rondan en mi subconsciente? O ¿Me llaman en las noches? No me interesa, solo quiero dormir, dormir y soñar con tiempos venideros, no con nostálgicas lagrimas de tiempos pasados, ¡Ah La Nostalgia!
“Cuenta una historia que cuatro seres peculiares caminaron en los dominios del hombre hace años, ¿hace tres años? Parecen treinta (¡a vuestra salud!) un fauno, un ángel, un arcángel y un músico, rondaban las noches llevándole serenata a la Luna, Menguante, Llena, Creciente y en ocasiones Oscura, sin importar su ciclo, cuatro eran los caminantes y cuatro las estaciones de sus canciones, la mayoría a la Luna, el resto a la ciudad, donde cantaban coplas donde explicaban como los ojos de los mortales los apreciaban como “locos de Atar” pero ellos se sentían trovadores que iluminaban las calles y pintaban la gris realidad de sus habitantes con pinceladas de colores, hasta donde el cuerpo aguantara, y en verdad eran mitad bohemios, mitad caballeros y un poco embusteros, de los cuales los padres de las jóvenes doncellas no se fiaban, cantaban y danzaban y la Luna misma les parecía sonreír a las incontables noches de irreverentes aventuras, pero una noche el cielo nocturno se encontró nublado, aquellos príncipes de la poesía se vieron desorientados, y por más que a este autor le hubiera encantado escribir que cada uno tomo su camino, encontrándose años más tarde en el centro de la rosa de los vientos, no fue así, el Ángel callo, más bien develo la negrura de sus alas, la ambición siempre lo acompaño, y cuando se le negó fortuna, por la espalda de aquel amigo y Arcángel lanzo una daga que atravesó su corazón, los otros dos, el músico y el fauno parecieron al momento horrorizados, pero se mantuvieron su distancia con su amigo que gritaba, mientras ahora en negro Ángel se marcho a donde quiera que lo condujeran sus viciados pensamientos, tiempo después, la Luz ilumino al Arcángel herido y exclamó “!al menos quedamos tres!” con el máximo de su optimismo característico, pero pronto, los dominios de los hombres comenzaron a dominar las pasiones de el ahora trío de hermanos, el fauno fue dando rienda suelta a su pasión, mientras el músico buscaba la fama y fortuna camuflando su verdadera felicidad, y aquel Arcángel solo se dedicaba a la amistad de los otros dos, acudiendo en defensa de los suyos en todo momento y lugar, incluso descuidando a su pilar de Luz, “por el bien de la amistad” el decía, y el Fauno lleno de cólera un día al ver que el Arcángel le negó un favor con la intención de fomentar el trabajo del Fauno, esté ultimo se resintió, se alejo a sus antiguos jardines, donde tantas veces él y el Arcángel compartían sus risas, temores, conflictos y resoluciones, al Arcángel al ver al Fauno ten retirado, se resolvió a hablar con él, pero el Fauno colérico dejo salir sus celos, y pidió un lugar que no le correspondía, entonces el Arcángel comprendió que quien se decía su hermano por la sangre vertida en las campañas y de música por las serenadas nocturnas, no era más que un egoísta a la espera de un reconocimiento que nunca ganó, y el Arcángel tomo su postura de justiciero y decreto el fin de su amistad, el Arcángel lloro amarga mente a la memoria de los ahora dos hermanos perdidos, sin posibilidad de reconciliación, y entre esos días el Músico recibió una oferta de trabajo, vendería su inspiración a las bohemias noches de luna, a cambio de una mejor voz y la falsa esperanza de fama, y la ilusión de la fortuna económica, así fue como cuatro grandes se separaron entre puntapiés y puñaladas, el Arcángel lloro.
De vez en cuando se le ve deambular por la ciudad de noche, a la orilla de su amada catedral, con un cigarro en la mano y una copa de vino en la otra, levanta su copa hacia el eterno cielo nublado en esperanza de encontrarse con la conciliadora Luna, y al no verla, mezcla su lagrima con la sangre de las uvas y murmura “a vos queridos cuatro ¡Fuego!” y la noche cae entre nubes y oscuridad las estrellas haciendo mutis no corean la bohemia rapsodia de aquellos caminantes ahora perdidos, será trabajo del Arcángel ahora velar por su catedral”
No me queda más que la contradictoria petición del destierro de mi memoria, como me gustaría aplicar la ley, ¡si regresáis seréis muertos! Pero la mente persiste,
“¡Ojala pase algo que les borre de pronto, una Luz segadora, un disparo de nieve, para no verlos tanto, para no verlos nunca!”
Por más que se escondan en el subconsciente con falsas intenciones de arreglar el pasado, no puedo aceptar sus términos, prefiero la nostalgia antes que su engaño, la autenticidad de sus palabras me la reservo, me quedo con la autenticidad de sus actos.
Solo encuentro el consuelo en las noches ante aquel magnifico Pilar de Luz (que por más que reniegue de su naturaleza así son las cosas) entre esa luz que alumbra las noches nubladas y el recuerdo de la “Belle Epoque” al menos para mi fue real, un “los quiero Chicos!” lo decía y lo cumplía, pero me quedare con sus palabras de dientes para afuera, a veces vergonzosamente también me reconfortan, no por ustedes, sino por si idealizado recuerdo, entre sueños nos vemos, y si los sueños, sueños son, entonces a la memoria de un idealizado recuerdo caminemos por Catedral y el zócalo y cantemos “To hand crafted beers made in local breweries! Vive la Vie boheme! En verdad a lo que representaron para mi (con mi transición y evolución incluida) dedico la siguiente copla que entenderían en mi mente “Mira mis razones y mis penas, como el suave vino disolvió, ¡FUEGO!” a vos querido recuerdo de los cuatro
¡Más Fuego! ¡FUEGO! A la superación de la memoria, el más puro y sublime de los fuegos ¡FUEGO! Por los que no están ni estuvieron ¡FUEGO A DISCRECIÓN! Y para romper el protocolo y reanimarme, si algún día no les retribuí una verdadera buena acción de todo corazón os lo dedico ¡FUEGO! ¡FUEGO! Y por siempre ¡FUEGO!
(¡al menos termine brindando!)